boliqueso-puerto cayo-moncayo el negro mike roose-marin- foto:goyo foto:goyo aereopuertos ayampe-foto:moncayo
que increible que es la temporada tubos, buenas condiciones y no existen presiones.
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Anónimo
dijo...
Sobre la legalización de la prostitutción
KARINA
En medio de la nada me encuentro yo solo, extraviado ¡siempre! mirando el horizonte de Shark Bay y camino por la orilla ¿en busca de qué? pronto vienes a mi encuentro pequeña dioa rubia de diez y seis años de fuertes muslos de pechos firmes de cabellos dorados me coges de la mano me miras a los ojos de inmediato sabes que te amo caminamos juntos de la mano nos ponemos de acuerdo ambos vivimos en el pasado de sueños y hoy el destino nos ha tocado cuando entramos al hotel me guías por un oscuro laberinto de cuartos puertas quese cierran y abren como la grieta empapada de deseo que tienes entre las piernas que yo quiero te desnudas sin pedirme dinero porque sabes que te quiero que mi corazón por ti arde como en el infierno nos acosamos me miras a los ojos sin ganas y llena de dudas me chupas el pito a lo lejos, en otro cuarto se escucha TRAFFIC de TIESTO pronto me montas y me jodes como las olas del mar cuando acarician frenéticamente la orilla Karina quieres terminar pero no puedes como tú y yo algunos vivimos desueños Isósceles, no puedo... Me dices agotada te beso la frente empapada con mis labios acaricio tus tiernos pezones sabes que ningún amante ni antes ni nunca te ha susurrado en el oído -Mi reina con mis labios busco tu amor cuando terminas, lloras cuando termino un relámpago cruza mi mente me parte el corazón y si alguna vez nos volvemos a ver nos volveremos a amar Karina la de ojos verdes
Una de las maneras en que se conceptúa el mundo es a través de la educación. Esta tiene que pasar por un largo laberinto de prejuicios y toda clase de diferentes niveles de orgullos para, finalmente, arribar a las costas de la claridad y de la verdad. El hombre moderno siempre ha estado sometido a todo tipo de presiones existenciales que lo hunden en el más sólido de los anonimatos. La pesada carga de sobrevivir aumenta en el hombre la necesidad de comunicarse, de compañía de interactuar con otra persona aunque él o ella lo hagan sólo por dinero. Después de una consulta con un sicólogo o la terapia de un psiquiátra, nohay nada más gratificante que un encuentro sexual clandestino con una reina de la noche. Ellas andan por ahí, "trabajando", puliendo las esquinas y siempre con la mirada en busca de alguna presa. La prostitución es uno de los oficios más antiguos de la humanidad, y sin embargo, hasta ahora llega a ser considerado de manera clara como un derecho a trabajar y a prestar un servicio equilibrante en la sociedad. Nadie reconoce el trabajo arriesgado de las trabajadoras sociales y ni siquiera se las menciona y se las estudia con seriedad y profundidad, simplemente, su lugar en la sociedad es tratado como algo obvio, que seguramente, combate la sodomización y la masturbación, actividades estas que siempre dejan insatisfecho al individuo de mentalidad compleja de la ciudad. Loor al trabajo sacrificado y a la entrega de estas mujeres que a pesar de ocupar un lugar en la sociedad y de brindar un servicio tan necesario para la psíquis de sus miembros nunca son tratadas como se merecen, nunca son reconocidas por nadie ni siquiera por los literatos o por los poetas, más ocupados en resucitar una identidad inútil y muerta que en ver y reconocer la labor heróica que tienen enfrente de sus ojos miopes. Ellas no sólo lo guían a sus clientes por los oscuros corredores de hoteles de inframundo, pero bien acicalados, sino que entregan su alma y toda la esencia de su ser para la satisfacción completa de su cliente y hasta se encargan de eliminar las huellas de la falibilidad humana para que todo el acto quede en la más absoluta impersonalidad y confidencialidad.
No hagas caso de la infamia mentes inseguras depravadas Amigo Boliqueso que no censuras nada porque eres un espíritu libre que no escondes nada y sigue sin parar corriendo olas tenebrosas llenas de bruma en Montaña en Canoa en Playas ruge como un león ante los desaciertos de la basura de mentes inferiores que no comprenden que no aciertan a buscar la nada la renuncia del espíritu por las banalidades de la vida esa vida mía, tuya que por las noches no concilia el sueño que delira por una mujer hermosa cuyo corazón muere sin ser correspondido ¡Adelante! publica con la cabeza toda loca enciende las conciencias con un grifito junto al fuego caliente ¡llamaradas! de una fogata vibra intensamente todo tu cuerpo Boliqueso que ahora es cuando es el momento preciso de coger una ola ¡y te lanzas! y sientes el vértigo como un latigazo en el corazón desnudo en medio de la noche cuando ella te hace la paja ¡declárate loco! al escribir este poema sacro en letras griegas lo esculpes en tu mente Boliqueso hoy te declaro mi super pana
Desesperado atónito ante la inercia de este mundo descarrilado solo a comprar un par de botellas con los ojos vidriosos ensimismado aletargado en el camino miro pasar el tiempo miro sin mirar lo que es mío veo tu hermoso culo pintado de rosado salgo a la calle desesperado me fumo un cigarrillo tras otro de nada sirve el cansancio veo flotar el tiempo nada calma mi desconsuelo las olas repican en las orillas nada me trae consuelo sólo necesito verte hablarte un poco un rato para tenerte entre mis brazos como un Australopithecus viajo por las calles que son mi mundo, y mi tumba escucho misa recibo el cuerpo de Dios entre mis labios hoy comí Prasada con los convictos se ríen al ver mi rostro desencajado triste, alienado, desorientado con dejo de locura escucho sus voces incorregibles que surgen del infierno del encierro malhumorado no tienen pacto con el diablo no tienen más esperanza que este pobre sustento alimento sagrado que no reconocen que no les alivia del desconsuelo
Adison Adlera veces se desocupaba temprano de su trabajo tedioso y una vez en su casa, se dedicaba a preparar sus pinceles, telas y colores para pintar al óleo a las reinas de la noche de su querida Riobamba. Su preferida era Frida, una morenita de buen cuerpo que odiaba ejercer la prostitución y veía con buenos ojos, el interés de este suko por pintar desnudos a las chicas de la calle y pagarles bien por el tiempo y las molestias de posar desnuda en un cuarto sin calefacción en el rudo clima de Riobamaba. A parte de la paga, Adison les ofrecía deliciosos yapingachos y abundantes tazas de café, que obligaba a las trabajadoras sociales a interrumpir la tarea del pintor, para ir al baño a orinar. Adison se recreaba con la belleza plástica de los cuerpos desnudos de aquellas mujeres, en cuyas pieles tantos hombres solitarios o borrachos depositaban sus penas, sueños y alegrías, y también sus desesperanzas. Los ojos de Frida nunca dejaron de expresar miedo y desconfianza hasta el último día de trabajo con el fornido, pero algo envejecido pintor. Adison retrataba al óleo con absoluta perfección la firmeza de sus tiernos pechos, la redondes de sus caderas, mil veces utilizadas para el placer y la pequeña sombra de su vello púbico, que dejaba escapar un dulce olor a primavera, que flotaba en el ambiento, algo corrupto y enrarecido del departamento de soltero de Adison. Adison pintaba como un desesperado a aquellas trabajadoras sexuales como si en su cuerpo se hubiera reencarnado el pintor porno Egon Schiele, y trabajaba incesantemente, pero nunca se quedaba satisfecho ante el producto de su esfuerzo artístico, pero también se resignaba. Adison recibió clases particulares de pintura al óleo desde muy pequeño, pero una cosa era pintar bodegones y paisajes y otra era captar el alma de una modela, ya sea en un retrato o en un desnudo. Llegó un momento en que eran decenas las trabajadoras sexuales que entraban y salían por las noches del cuarto del artista, y cada una de ellas era inmoratalizada en una tela, que luego Adison le mandaba a un traficante de arte de Quito para que se exhibieran y se vendieran. No era que Adison necesitara el dinero, pero sí necesitaba pintar a aquellas mujeres, que muchas veces encontraba "trabajando" paradas en una esquina, soportando garúas y despiadadas heladas con tal de llevarse un cliente a la cama. En una ocasión, Adison llegó a la zona rosa en el momento en que una redada de policías corruptos se llevaban a su querida Frida y Adison tuvo que sobornar con fuertes billetes al jefe del grupo para poder librar de la cárcel y la verguenza a su Frida. Aquella noche, ella ya no lo miraba con miedo y desconfianza como si él fuera un enfermo o alguna clase de degenerado, sino que lo miraba con secreto y vergonzoso deseo. Él la había salvado de la cárcel y había sobornado a un policía difícil y de alto rango con el único motivo de pintarla desnuda. De manera inexplicable, aquella ecuación sicológica, bastante misteriosa, la hacía arder en deseos de "agradecerle" a Adison, por el favor, de la única manera que ella sabía: abriéndole las piernas y dejando que él se funda en sus suaves y delicadas entrañas. Pero esa noche no ocurrió nada porque la desanimó el rostro serio, cansado, pero también inexpresivo de Adison Adler. Un hombre que guardaba en su mente todo el conocimiento del mundo, y la tristeza y la responsabilidad, también que eso conlleva. Un hombre que no tenía padre ni madre ni Dios al cual acogerse o refugiarse. Todo lo que le quedaba era su trabajo de contador y su telas y pinturas con las que trabajaba incansablemente, y aquellas mujeres sucias, desconocidas, algunas de ellas miraban sus telas de manera burlona, que se sentían intrigadas por este hombre, completamente solo en el mundo.
5 comentarios:
Sobre la legalización de la prostitutción
KARINA
En medio de la nada
me encuentro yo
solo, extraviado
¡siempre!
mirando el horizonte
de Shark Bay
y camino por la orilla
¿en busca de qué?
pronto vienes
a mi encuentro
pequeña dioa rubia
de diez y seis años
de fuertes muslos
de pechos firmes
de cabellos dorados
me coges de la mano
me miras a los ojos de inmediato
sabes que te amo
caminamos juntos de la mano
nos ponemos de acuerdo
ambos vivimos en el pasado
de sueños
y hoy el destino
nos ha tocado
cuando entramos al hotel
me guías por un oscuro laberinto
de cuartos
puertas
quese cierran y abren
como la grieta
empapada de deseo
que tienes
entre las piernas
que yo quiero
te desnudas sin pedirme dinero
porque sabes que te quiero
que mi corazón por ti arde
como en el infierno
nos acosamos
me miras a los ojos
sin ganas y llena de dudas
me chupas el pito
a lo lejos, en otro cuarto
se escucha TRAFFIC de TIESTO
pronto me montas
y me jodes
como las olas del mar
cuando acarician frenéticamente la orilla
Karina
quieres terminar pero
no puedes
como tú y yo
algunos vivimos desueños
Isósceles, no puedo...
Me dices agotada
te beso la frente empapada
con mis labios acaricio
tus tiernos pezones
sabes que ningún
amante ni antes ni nunca
te ha susurrado en el oído
-Mi reina
con mis labios
busco tu amor
cuando terminas, lloras
cuando termino
un relámpago cruza mi mente
me parte el corazón
y si alguna vez
nos volvemos a ver
nos volveremos a amar
Karina
la de ojos verdes
Una de las maneras en que se conceptúa el mundo es a través de la educación. Esta tiene que pasar por un largo laberinto de prejuicios y toda clase de diferentes niveles de orgullos para, finalmente, arribar a las costas de la claridad y de la verdad.
El hombre moderno siempre ha estado sometido a todo tipo de presiones existenciales que lo hunden en el más sólido de los anonimatos.
La pesada carga de sobrevivir aumenta en el hombre la necesidad de comunicarse, de compañía de interactuar con otra persona aunque él o ella lo hagan sólo por dinero.
Después de una consulta con un sicólogo o la terapia de un psiquiátra, nohay nada más gratificante que un encuentro sexual clandestino con una reina de la noche. Ellas andan por ahí, "trabajando", puliendo las esquinas y siempre con la mirada en busca de alguna presa.
La prostitución es uno de los oficios más antiguos de la humanidad, y sin embargo, hasta ahora llega a ser considerado de manera clara como un derecho a trabajar y a prestar un servicio equilibrante en la sociedad.
Nadie reconoce el trabajo arriesgado de las trabajadoras sociales y ni siquiera se las menciona y se las estudia con seriedad y profundidad, simplemente, su lugar en la sociedad es tratado como algo obvio, que seguramente, combate la sodomización y la masturbación, actividades estas que siempre dejan insatisfecho al individuo de mentalidad compleja de la ciudad.
Loor al trabajo sacrificado y a la entrega de estas mujeres que a pesar de ocupar un lugar en la sociedad y de brindar un servicio tan necesario para la psíquis de sus miembros nunca son tratadas como se merecen, nunca son reconocidas por nadie ni siquiera por los literatos o por los poetas, más ocupados en resucitar una identidad inútil y muerta que en ver y reconocer la labor heróica que tienen enfrente de sus ojos miopes.
Ellas no sólo lo guían a sus clientes por los oscuros corredores de hoteles de inframundo, pero bien acicalados, sino que entregan su alma y toda la esencia de su ser para la satisfacción completa de su cliente y hasta se encargan de eliminar las huellas de la falibilidad humana para que todo el acto quede en la más absoluta impersonalidad y confidencialidad.
Sam Scholl.-
Karina = boliqueso
REFLEXIONES
No hagas caso
de la infamia
mentes inseguras
depravadas
Amigo Boliqueso
que no censuras nada
porque
eres un espíritu libre
que no escondes nada
y sigue sin parar
corriendo olas
tenebrosas
llenas de bruma
en Montaña
en Canoa
en Playas
ruge como un león
ante los desaciertos
de la basura
de mentes inferiores
que no comprenden
que no aciertan
a buscar la nada
la renuncia del espíritu
por las banalidades
de la vida
esa vida mía, tuya
que por las noches
no concilia el sueño
que delira
por una mujer hermosa
cuyo corazón muere
sin ser correspondido
¡Adelante!
publica con la cabeza toda
loca
enciende las conciencias
con un grifito
junto al fuego caliente
¡llamaradas!
de una fogata
vibra intensamente
todo tu cuerpo
Boliqueso
que ahora es cuando
es el momento preciso
de coger una ola
¡y te lanzas!
y sientes el vértigo
como un latigazo en el corazón
desnudo
en medio de la noche
cuando ella te hace la paja
¡declárate loco!
al escribir este poema
sacro
en letras griegas
lo esculpes en tu mente
Boliqueso
hoy te declaro
mi super pana
Sam Scholl.-
CAMINANDO SOLO
Desesperado
atónito ante la inercia
de este mundo
descarrilado
solo a comprar un par
de botellas
con los ojos vidriosos
ensimismado
aletargado en el camino
miro pasar el tiempo
miro sin mirar lo que es mío
veo tu hermoso culo
pintado de rosado
salgo a la calle
desesperado
me fumo un cigarrillo tras otro
de nada sirve el cansancio
veo flotar el tiempo
nada calma mi desconsuelo
las olas repican en las orillas
nada me trae consuelo
sólo necesito verte
hablarte un poco
un rato
para tenerte entre mis brazos
como un Australopithecus
viajo por las calles que son
mi mundo, y mi tumba
escucho misa
recibo el cuerpo de Dios
entre mis labios
hoy comí Prasada
con los convictos
se ríen al ver mi rostro
desencajado
triste, alienado, desorientado
con dejo de locura escucho sus voces
incorregibles
que surgen del infierno
del encierro malhumorado
no tienen pacto con el diablo
no tienen más esperanza
que este pobre sustento
alimento sagrado
que no reconocen
que no les alivia del desconsuelo
Sam Scholl.-
Las reinas de la noche de Riobamba
Adison Adlera veces se desocupaba temprano de su trabajo tedioso y una vez en su casa, se dedicaba a preparar sus pinceles, telas y colores para pintar al óleo a las reinas de la noche de su querida Riobamba.
Su preferida era Frida, una morenita de buen cuerpo que odiaba ejercer la prostitución y veía con buenos ojos, el interés de este suko por pintar desnudos a las chicas de la calle y pagarles bien por el tiempo y las molestias de posar desnuda en un cuarto sin calefacción en el rudo clima de Riobamaba.
A parte de la paga, Adison les ofrecía deliciosos yapingachos y abundantes tazas de café, que obligaba a las trabajadoras sociales a interrumpir la tarea del pintor, para ir al baño a orinar.
Adison se recreaba con la belleza plástica de los cuerpos desnudos de aquellas mujeres, en cuyas pieles tantos hombres solitarios o borrachos depositaban sus penas, sueños y alegrías, y también sus desesperanzas.
Los ojos de Frida nunca dejaron de expresar miedo y desconfianza hasta el último día de trabajo con el fornido, pero algo envejecido pintor.
Adison retrataba al óleo con absoluta perfección la firmeza de sus tiernos pechos, la redondes de sus caderas, mil veces utilizadas para el placer y la pequeña sombra de su vello púbico, que dejaba escapar un dulce olor a primavera, que flotaba en el ambiento, algo corrupto y enrarecido del departamento de soltero de Adison.
Adison pintaba como un desesperado a aquellas trabajadoras sexuales como si en su cuerpo se hubiera reencarnado el pintor porno Egon Schiele, y trabajaba incesantemente, pero nunca se quedaba satisfecho ante el producto de su esfuerzo artístico, pero también se resignaba.
Adison recibió clases particulares de pintura al óleo desde muy pequeño, pero una cosa era pintar bodegones y paisajes y otra era captar el alma de una modela, ya sea en un retrato o en un desnudo.
Llegó un momento en que eran decenas las trabajadoras sexuales que entraban y salían por las noches del cuarto del artista, y cada una de ellas era inmoratalizada en una tela, que luego Adison le mandaba a un traficante de arte de Quito para que se exhibieran y se vendieran.
No era que Adison necesitara el dinero, pero sí necesitaba pintar a aquellas mujeres, que muchas veces encontraba "trabajando" paradas en una esquina, soportando garúas y despiadadas heladas con tal de llevarse un cliente a la cama.
En una ocasión, Adison llegó a la zona rosa en el momento en que una redada de policías corruptos se llevaban a su querida Frida y Adison tuvo que sobornar con fuertes billetes al jefe del grupo para poder librar de la cárcel y la verguenza a su Frida.
Aquella noche, ella ya no lo miraba con miedo y desconfianza como si él fuera un enfermo o alguna clase de degenerado, sino que lo miraba con secreto y vergonzoso deseo. Él la había salvado de la cárcel y había sobornado a un policía difícil y de alto rango con el único motivo de pintarla desnuda.
De manera inexplicable, aquella ecuación sicológica, bastante misteriosa, la hacía arder en deseos de "agradecerle" a Adison, por el favor, de la única manera que ella sabía: abriéndole las piernas y dejando que él se funda en sus suaves y delicadas entrañas.
Pero esa noche no ocurrió nada porque la desanimó el rostro serio, cansado, pero también inexpresivo de Adison Adler.
Un hombre que guardaba en su mente todo el conocimiento del mundo, y la tristeza y la responsabilidad, también que eso conlleva.
Un hombre que no tenía padre ni madre ni Dios al cual acogerse o refugiarse.
Todo lo que le quedaba era su trabajo de contador y su telas y pinturas con las que trabajaba incansablemente, y aquellas mujeres sucias, desconocidas, algunas de ellas miraban sus telas de manera burlona, que se sentían intrigadas por este hombre, completamente solo en el mundo.
Sam Scholl.-
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